jueves, 20 de octubre de 2011

Lisístrata.

Estaba cansada de que mi marido estubiese todo el día luchando en las guerrras, pues casi no le podía ver, así que decidí llevar a cabo una plan para traerle de vuelta, a él y a los demás maridos, pues supongo  que a las otras esposas tampoco las hará mucha gracia no porderles ver.
Para ello reuní a un grupo de mujeres y les propuse  mi idea para acabar con la Gerra de Peloponeso, esto consistía en la obstención sexual, solo podían excitarles, pero luego no hacer nada.
Al principio las otras mujeres no me entendían, se escandalizaron y se negaron; pero las hice ver que era una buena manera para trérles de vuelta.

Fuímos a la Acrópolis Ateniense y allí el Coro de Ancianos intentó echarnos, como se escuchaba jaleo también se acerco el comisario y sus hombres.Yo no me asusté, pero podía ver el pánico de mis compañeras en sus ojos. Pues como no les haciamos caso la guerra verbal pasó a las manos. Algunas mujeres acabaron golpeadas por eso se plantearon dejar todo lo que habíamos planeado, pero conseguí convencerlas de lo contrario para que siguieran adelante con el pacto.

Al cabo de unos días ya se podían ver avances, pues los hombres de toda Grecia  se quejaban de que tenían "inflamada la ingle". A nosotras  nos hacía gracia y a veces nos reuníamos para contar a las demás las cómicas escenas que teníamos con nuestros maridos.
Tras mucho esfuerzo conseguimos que vienieran los embajadores de Esparta a firmar la paz con atenas, lo que significaba que nuestros maridos ya no tenían que luchar más. Y es que el deseo sexual era tan grande que podía con la guerra.
Con este cómico remedio fue como conseguimos que nuestros maridos regresaran a casa con nosotras, y ellos recuperaron el apetito sexual

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